lunes, 8 de septiembre de 2014

LA LÓGICA ANTIGUA I

Pitágoras de Samos (580 a. c.) fundó una comunidad en la cual las prácticas místicas y elpensamiento racional iban de la mano. A partir de la observación de una cuerda que, al ser dividida en partes exactamente iguales, producían sonidos armónicos al oído griego, afirmó que los sonidos están gobernados por números, al igual que el espacio plano, el cual sigue patrones que se puedenestablecer por medio de razones geométricas; baste recordar el más famoso de los teoremas, el de Pitágoras. Pitágoras consideró que las esferas celestes producían una especie de música y que “los números son el lenguaje de la naturaleza”, por ello fue uno de los fundadores de la matemática de occidente y la matemática supone la idea de “prueba lógica”. Sin embargo, cuando sus discípulos encontraron que la raíz cuadrada de dos es un número irracional, es decir, que no se puede expresar como una razón exacta, se encontraron frente a uno de los límites de la razón, lo que produjo una verdadera crisis dentro de la escuela.
Pitágoras de Samos

Heráclito de Éfeso (550-480 a. c.), a quien sus contemporáneos llamaban el oscuro, pesaba que el “logos es lo común” (198), que todo cambia, que todo fluye según medida y esta medida es dada por el “logos”. El Logos en Heráclito por ser común a todos es asequible a todos, a pesar de que “la mayoría vive como si tuviera una inteligencia particular” (197)4. Esta idea va a ser esencial en la historia de la ciencia occidental, en especial en la lógica y a ella van a apelar los distintos pensadores a través de las distintas épocas. 
Heráclito de Éfeso

Parménides de Elea (S. V a. c.), escribe un poema llamado, como era común entonces, “Sobre la Naturaleza” y en él afirma que “el ser es y el no ser no es”. Con esta afirmación da origen a la tradición ontológica de la filosofía de occidente al igual que a la metafísica, pero, especialmente, a la tradición lógica al plantear, de alguna manera, “el principio de identidad” y en el posterior razonamiento que realiza para argumentar su tesis plantea “el principio de no contradicción” cuando afirma que no es posible pensar el no ser y el del “tercero excluido” ya que el ser no puede ser y no ser.

Parménides de Elea


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