lunes, 8 de septiembre de 2014

LA LÓGICA DE LA ÉPOCA MODERNA II

 - La Edad Moderna
Al despuntar la Edad Moderna, en el Renacimiento, con el impulso de los nuevos métodos de la nueva ciencia, Francis Bacon (1561-1626) realiza una crítica a la tradición filosófica que lo precede y en los años 20 de 1600 publica una obra en seis partes que titula Instauratio Magna (La gran restauración), en la cual propugna por un saber que sirva para el hacer, por un saber útil para la vida práctica. La segunda parte lleva como título Novum Organum, “Nuevo Instrumento”, en franca y abierta oposición al Organon aristotélico que había servido hasta entonces para dirigir el pensamiento. 
El Novum Organum propone una nueva lógica que se orienta hacia los hechos y posee dos partes: una destructiva que plantea la célebre crítica a los “ídolos”, prejuicios que impiden el verdadero conocimiento, los cuales denomina e identifica como los de la “tribu”, la naturaleza humana; de la “caverna”, naturaleza del individuo; del “foro”, comunicación entre humanos; y de las teorías tradicionales, “teatro”. Otra constructiva, en la cual expone las reglas del 
método que propone y defiende la inducción, especialmente “la inducción útil al descubrimiento y demostración de las ciencias y de las artes (que) debe separar la naturaleza por medio de los debidos rechazos y exclusiones y finalmente concluir afirmativamente, tras tantas negaciones como sean 
precisas”.
Francis Bacon
En la Edad Moderna, Kant afirma en “La crítica de la razón pura” que la lógica Aristotélica “es algo tan bien logrado que sólo es posible avanzar alcanzando mayor exactitud, precisión y claridad”. Concibe la lógica como propedéutica y afirma que “en la lógica el entendimiento no se ocupa más que de sí mismo y de su forma. [...] De aquí que la lógica, en cuanto propedéutica, constituya simplemente el vestíbulo, por así decirlo, de las ciencias y, aunque se presupone una lógica para enjuiciar los conocimientos concretos que se abordan, hay que buscar la adquisición de éstos en las ciencias propia y objetivamente dichas”.

Kant, propone una lógica formal, en la cual ningún contenido es objeto del conocimiento lógico, ya que de la “cosa en sí” (das Ding an sich), no podemos tener conocimiento; sólo podemos hablar de la cosa como se me presenta, “la cosa para mí” (das Ding für mich). De ahí que son objeto de este estudio las leyes necesarias del entendimiento y la razón en general, que hacen parte de lo “a priori” que aporta el sujeto cognoscente en el proceso del conocimiento. 
Immanuel Kant

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